Un homenaje a todas aquellas
mujeres que siempre lucharon por seguir adelante. Tan real como la vida misma,
tan inolvidable como ellas.
Gijón, verano de 1929. Con apenas
diecisiete años, Manuela entra a trabajar como criada en la mansión de los
marqueses de Armayor. Rodeada de un lujo que contrasta con la pobreza de su
aldea natal, la joven conocerá la arrogancia y el desamor, pero también el arte
de la costura, al tiempo que entablará una amistad inquebrantable con la única
heredera de la familia, Alexandra.
Años después, y pese a pertenecer
a mundos muy distintos, su amiga será su mayor apoyo cuando la Guerra Civil
obligue a Manuela a separarse de su hija Telva, enviada a Rusia junto con otros
niños de la zona republicana, y también cuando intente recuperarla décadas más
tarde, aunque para ello deba arriesgarlo todo.
La añoranza de Telva, un destino
en ocasiones desalmado y una gran historia de amor marcarán la vida de Manuela.
Una vida que se extenderá a lo largo de un siglo convulso y lleno de
contrastes, magistralmente reflejado por Ana Lena Rivera en las páginas de esta
novela que se lee con la emoción a flor de piel.
Estructurada en siete partes diferenciadas a través de distintas etapas que vive nuestra protagonista Manuela. Intercala la vida de los personajes con la atmósfera que se respiraba en aquellos tiempos, un siglo de cambios. Desde el reinado de Alfonso XIII, la proclamación de la República, en la que se hicieron grandes reformas que conllevaron avances políticos, económicos y sociales. Para ver el estallido de la Guerra Civil, con la división de las dos Españas enfrentadas y el exilio. La dictadura de Franco y la Transición.
Las protagonistas son las mujeres. Unas mujeres luchadoras, que no se detendrán ante las dificultades, que en forma de prohibiciones legales, sociales o maritales, se les impongan. Entre ellas destacar Manuela, Alexandra y Telva, mujeres emprendedoras que, relegadas a un segundo plano de la historia, decidieron romper los roles que estaban establecidos para ellas. Otro buen número de personajes femeninos además de los citados conforman el espacio de afectos y relaciones donde se mueve Manuela. Son muchas las que pululan a su alrededor: Claudia, Las amigas de Alexandra: Valentina y Amelia, Octavia...Un alegato al feminismo, Ana Lena no deja de tocar: el machismo, el maltrato, la necesidad de realizarse la mujer como persona, represión por parte del padre o marido, lesbianismo, eliminación de clases sociales. Pero también muestra a la mujer procuradora de afectos, como madre entregada y sufriente. Ana Lena enlaza con su anterior novela a través del personaje de Agueda, y ese punto me encanto. No podemos olvidar a los personajes masculinos que surgen alrededor de Manuela: Gregorio, Elias, Gorio, Manolo... Todos estos personajes irán evolucionando según va evolucionando la historia, así a través de Elías veremos la República, con Telva y Manolo descubriremos la problemática de los niños de Rusia, con Octavia la dificultad de entrar en la sociedad por la diferencia de piel, con Gregorio el régimen dictatorial y así podríamos analizar cada personaje.
El trabajo de documentación es delicado y exquisito, en la novela se retratan hechos, escenas, personajes que demuestran la rigurosidad y el buen trabajo realizado para retratar aquellos años y lo que históricamente sucedió. Una descripción minuciosa en la que se da rienda suelta a la naturalidad de una prosa detallista. Con una prosa fluida que quien la lee enseguida se queda enganchado.
Autora
Ana Lena Rivera es Licenciada en Derecho y Administración de Empresas por ICADE. Después de diecisiete años de carrera profesional en el mundo de los recursos humanos, abandonó su puesto en la alta dirección de una gran multinacional para dedicarse de lleno a la literatura. Su primera novela, Lo que callan los muertos, fue galardonada con el Premio Torrente Ballester de Novela.
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