jueves, 30 de septiembre de 2021
DE NINGUNA PARTE
jueves, 23 de septiembre de 2021
La piel del toro. Memorias de un comandante
Un libro imprescindible para adentrarse en uno de los periodos más extraordinarios y complejos de nuestra historia reciente.
La guerra civil supuso una fractura de dimensiones trágicas en una España ideológicamente dividida. El testimonio en primera línea del indómito Antonio Perrella Tammaro, el Italia, que participó en la revolución libertaria y combatió del lado de las milicias populares, nos ofrece una perspectiva excepcional de uno de los periodos más controvertidos y complejos de la España reciente. La publicación en castellano de La piel del toro nos da la oportunidad de pasar revista a la España convulsa de la primera mitad del siglo XX a través de los ojos del italiano Antonio Perrella, revolucionario de casta que combatió del lado de la revolución.
De la mano de Antonio vemos el desarrollo de la guerra en Cataluña que se caracterizó en una primera fase por una situación de doble poder: el de las instituciones oficiales (la Generalidad y el Gobierno republicano) por un lado; y el de las milicias populares armadas coordinadas por un Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, por otro. Se desencadenó una oleada de represión contra los sectores a los cuales se consideraba afines a los sublevados, principalmente religiosos católicos y simpatizantes de la Liga Catalana. La poco coordinada acción militar se encaminó en una ofensiva contra el Aragón controlado por los sublevados, que sólo permitió estabilizar el frente durante un tiempo. Con el avance de la guerra se produjo graves enfrentamientos entre las organizaciones que querían dar prioridad a la revolución social, principalmente la CNT y el Partido Obrero de Unificación Marxista, y quienes consideraban prioritario dirigir los esfuerzos al frente bélico y mantener el apoyo de los sectores moderados.
El Italia nos narra cómo el 19 de julio de 1936 las sirenas de todas las fábricas de Barcelona alertaron a la población de la salida de las tropas golpistas de los cuarteles de Pedralves, y como empezaron a surgir barricadas en muchas calles de la ciudad construidas por los militantes de las CNT, ERC. Se pusieron en puntos estratégicos como la Plaza de Cataluña, para proteger el edificio de la Telefónica, la consejería de Gobernación y el cruce Cinco de Oros, así como el Palacio de la Generalidad y la Comisaría General en la Vía Layetana.
El poder político se trasladó a la calle, a manos del movimiento popular, especialmente de los anarquistas, que habían contribuido decisivamente en la derrota del ejército. En Barcelona, el asalto a los cuarteles de los Astilleros y de San Andrés los proporcionó un importante arsenal bélico que los dio la hegemonía, en detrimento de las otras fuerzas políticas y de la Generalidad de Cataluña. Las organizaciones obreras de signo anarquista asaltaron el cuartel de San Andrés de Palomar la mañana del día 20 de julio, donde consiguieron gran cantidad de armas y material de guerra. Las armas y la determinación a la hora de enfrentarse a los militares insurrectos hicieron de la CNT-FAI la auténtica fuerza del poder en la Barcelona del día siguiente del golpe de estado. El mismo 20 de julio por la tarde, Joan García Oliver y Buenaventura Durruti, entre otros dirigentes anarquistas, se presentaron armados al despacho del presidente Companys, el cual, en un intento controvertido de mantener la legalidad democrática, aceptó la creación del Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, que tenía que ser el auténtico órgano de poder en Cataluña hasta su disolución el mes de septiembre.
El proceso revolucionario que estalló en la zona republicana fragmentó el poder político. En cada región se constituyeron juntas que administraban el poder sin tener en cuenta el resto del Estado.
Antonio nos narra en primera persona el clima de terror que durante esos meses se apoderó de buena parte de la población que se complementó con la destrucción de un gran número de iglesias y otras estructuras religiosas, así como las muchas obras de arte y de imaginería religiosa que fueron quemadas.
Después Antonio El Italia se trasladará al frente de Aragón y nos narrará las distintas escaramuzas con las tropas de Franco, así como su impotencia por no disponer de material bélico.
El Italia es consciente de que esta represión republicana durante los primeros meses de guerra fue un elemento que contribuyó especialmente a asustar a las democracias occidentales y a que no ayudaran abiertamente al gobierno republicano legítimo.
También vemos a través de sus ojos la brutalidad que se generó en la posguerra, tras la ocupación de Cataluña muchos sufrieron vejaciones personales y familiares, expoliación económica. Se incitó a la delación y a la denuncia, respondiendo a la voluntad política de implicar, directamente o indirectamente, el máximo de personas en la represión: unas porque se beneficiarían de las depuraciones, otras para satisfacer las ansias de revanchas y otras para hacer méritos.
Por último la salida de España de los derrotas es impactante y dolorosa.
La piel del toro engancha desde el primer párrafo, escrito con maestría. De lectura rápida nos cuenta uno de los acontecimientos más tristes de la historia de España como fue la Guerra Civil, con su dureza y crueldad. Donde se enfrentaron hermano contra hermano. Nos muestra la división y lucha que había dentro del bando republicano. Un libro muy interesante.
Autor:
Antonio Perrella Tammaro nace el 29 de marzo de 1908 en Nápoles en el seno de una familia de armadores. A los dieciséis años se inscribe como voluntario en la Regia Marina italiana para una estancia de seis años, durante la cual viaja por Oriente Medio y África. Con el ascenso del fascismo en Italia, Antonio Perrella se exilia primero en Francia, en Marsella, y en el otoño de 1931 llega a Barcelona, donde entra en contacto con grupos anarquistas de la Confederación Nacional del Trabajo.