En Pecado nefando, la historiadora y escritora Olalla García vuelve a demostrar su maestría narrativa y su compromiso con la recuperación de voces silenciadas. En esta novela profundamente documentada y emocionalmente poderosa, García rescata del olvido la vida de Elena de Céspedes, una figura fascinante del siglo XVI que desafió todas las normas impuestas por su tiempo: de clase, de género y de conocimiento.
El título alude al término jurídico-religioso que la Inquisición utilizaba para referirse a los “crímenes sexuales contra natura”. En ese contexto, vivir una identidad de género no normativa era no solo un escándalo social, sino un delito castigable con la muerte. La protagonista, nacida esclava y asignada mujer al nacer, llega a ejercer como cirujano, profesión vedada a las mujeres, bajo el nombre de Eleno. Su historia de autodeterminación, lucha intelectual y amor prohibido es, en esencia, un grito de libertad que atraviesa siglos.
Olalla García estructura la novela combinando el rigor documental,basado en las actas reales del juicio inquisitorial, con una ficción cuidadosamente tejida que llena los huecos del archivo con una sensibilidad humana y contemporánea. El resultado es una obra que no solo informa, sino que emociona, interroga y conmueve. La voz narrativa se mueve con solvencia entre la tensión de los interrogatorios, la crudeza de la época y los pensamientos íntimos de un personaje que se resiste a ser reducido a una etiqueta.
Entre los temas que atraviesan la obra destacan la identidad de género, la represión inquisitorial, la dignidad del saber y el amor como resistencia. Pero también hay una reflexión constante sobre el cuerpo como espacio de lucha, sobre el conocimiento como herramienta subversiva y sobre la justicia como construcción política.
Elena/Eleno de Céspedes no es aquí solo una figura histórica: es símbolo y carne. García evita romantizar su historia, pero también se cuida de no convertirla en mártir. El personaje cobra vida con sus contradicciones, miedos, deseos y dudas. Junto a él, destaca María del Caño, cuyo propio proceso de aceptación rompe con el imaginario pasivo que suele acompañar a las figuras femeninas en relatos históricos.
En lo estilístico, la prosa de García es sobria y elegante, con un ritmo medido que se permite momentos de gran intensidad emocional sin caer en lo melodramático. Su capacidad para recrear la atmósfera de la España de Felipe II, con sus olores, sus jerarquías, sus tensiones religiosas y sociales, aporta verosimilitud y profundidad sin resultar didáctica. Cada escena está impregnada de contexto, pero sin entorpecer la acción ni el desarrollo de los personajes.
Uno de los mayores logros de la novela es que, sin pretenderlo abiertamente, Pecado nefando dialoga con el presente: nos recuerda que los debates sobre identidad, cuerpos, justicia y libertad no son nuevos. El juicio inquisitorial a Elena de Céspedes no es solo un capítulo del pasado: es una advertencia. Como la propia autora ha señalado en entrevistas, “las conquistas sociales pueden perderse si olvidamos lo que costó lograrlas”.
Pecado nefando es una obra profundamente necesaria: conmovedora, luminosa y valiente. Con precisión histórica y sensibilidad literaria, Olalla García transforma un expediente inquisitorial en una novela vibrante, que reivindica la diversidad humana frente a la violencia institucional. Un libro que no solo debe leerse, sino también pensarse y debatirse. Literatura con alma y conciencia.
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